[bondiola VIII]

Ya eran casi las once de la noche cuando se abrió la puerta y el circo comenzó su función. Caminé un poco entre la gente para llegar a mi butaca. Estaba cerca de ellos, muy cerca. Los miré con un eterno dejo de impresionismo: eran de otro mundo.
Poco a poco se fueron encargando del show. El señor más alto del mundo, el merengue negro (así le decían por su perfecta y simpática cabellera), la chica semi humana, el bailarín sin fin tin bin fueron desfilando por el escenario dejándonos un poco de esa magia que sólo se encuentra ahí cuando arriba también apagaron las luces.

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