Javier XX

Se cruzaron de casualidad en una de esas típicas esquinas de Buenos Aires, en las que todavía el sol tenue de una mañana de invierno rebota en el piso de adoquines dispares y el aroma del café de enfrente perfuma el aire frío.

Ella le preguntó si seguía consumiendo bipolaridad.
Él le dio un beso como los de años atrás y no la llamó nunca más.