Te comieron la lengua los ratones.-

Existían dos opciones.

La primera que yo haya cambiado mi dirección de email, mi número de celular, mi cuenta de Facebook, mi usurario de Twitter, el teléfono de casa y hasta su dirección.

La segunda que vos hayas perdido mi dirección de email, borrado mi número de celular, ya no seas mi amigo de Facebook, y hayas dejado de seguirme en Twitter, no recuerdes el teléfono de casa y menos su dirección.

La primera no pasó.

[watapiti V]

"Excitante calma"

La nena y el señor.-

Se conocieron hace algunos años, los necesarios para que en ese entonces la sociedad los llamara chiquitos y fue ahí cuando bajo la sombra del viejo nogal juraron, con la inocencia de un niño, estar siempre el uno para el otro.

Los años pasaron y la vida dejó de hacer la tarea de juntarlos. Vieron pasar otoños, y la sociedad empezó a llamarlos grandes.

Ella no recuerda el día y a él no se lo preguntó pero la vida se empeñó en no dejar promesas archivadas: desde ese día fueron amigos, socios, compañeros, conocidos, amantes y enemigos.

Habían sido y eran. Y la vida estaba cumpliendo una vieja promesa, esas que vienen con gusto a inocencia de niño, esas que hablan de estar para y con el otro por el resto de los otoños.