[bondiola VII]

Los nenes piensan que pueden mirarlo todo hasta que se cruzan con otro par de ojos puestos en un cuerpo un tanto mayor que ellos pero que no han perdido la mirada de niño. Es acción y reacción. Y así fue esta mañana. Yo estaba observando cómo él intentaba descubrir el mundo desde atrás de la ventanilla de su motor anaranjado. Al principio sentí que había sido uno de sus descubrimientos sin importancia pero cuando realmente me vio me di cuenta que no era así. Casi sin pensarlo sus ojos cambiaron la dirección, se que le hubiera gustado que también lo hiciera la ruta. En menos de un segundo deseo con todas sus fuerzas que el camino se bifurcara y yo fuera por un lado y el por el otro. Pero no. Así que instantáneamente alteró su dirección. Fueron otros dos segundos en los que se perdió muchas cosas del mundo pero supo mirar para adentro. A todos nos pasa. Cuando se sintió fuerte volvió a mirarme. Mis ojos seguían en el mismo lugar, en la misma dirección, con el mismo objetivo. Volvió a desviarse rápidamente. Ahora yo era un redescubrimiento para él. La mañana nos llevó a diferentes lugares sino seguiría mirando a ese niño sin nariz que no pudo ganarle a una mirada de niño puesta en un cuerpo un tanto mayor. Honestamente tengo algunas miradas para adentro más que él pero presiento que cuando crezca no va a perder esa, su mirada de niño.

No hay comentarios: