Mi nombre es
Eugenia Belén, aunque muchos (muchísimos) me conozcan como Hermenegilda.
En mi vida y para que les corresponda al menos una mirada me han llamado: Eugenia,
Euge, Eugi, Euchichi, Chichi, Chichona, Chuchex, Borre, Herme, Hermenegilda,
Boluda, Che, Amiga, Amigata, Imbecil, HermeS, Chichilo, Gegin, Veciamiga,
Arquera…
Ah, sí. Antes a menudo, ahora cada tanto, me paro bajo los 3 postes de un arco
de hockey (y si, con todo eso que según la gente no te podes ni mover).
Conozco y manejo el arte de la globología. Pelo las uvas. Tengo 49 o 50 rastas
en la cabeza. Me gusta el dulce de leche pero el repostero en exceso se me sube
a la cabeza. (Si hay torta de conitos me como la base y regalo el conito). Mi
Sugus preferido es el verde oscuro y me gustan los caramelos ½ hora.
Un sueño kiosquero: que desaparezcan todas las golosinas amarillas y naranjas.
Conozco la menta granizada de todas las heladerías de las que alguna vez comí
helado. En Burger King y Mc Donald’s suelo pedir el combo de pollo. Este año
descubrí mi adicción a las papas fritas en cualquiera de sus formatos pero
dicen que cada 7 años cambian las papilas gustativas.
Amante de la ruta de noche y si es con lluvia mejor. Creyente del mar y la
montaña.
Cuando no tengo ganas de hablar, no hablo. (Abstenerse a la mañana y más si la
relación que nos une es de hermandad).
Tengo la bandeja de entrada sin mails y más pares de aros que íconos en el
escritorio.
Duermo en diagonal y a veces me tomo el subte al revés.
Creo que con las personas que compartís una carpa podes compartir cualquier
cosa.
Según mis amigas soy la mujer sin axilas y suelo olvidarme los tobillos.
Me gustan mis pecas. Me gustan mis uñas. Me gusta mi nariz y me gusta la foto
de mi documento.
Me enamoro tarde y
si me ven con una guitarra estoy por tocar el elefante trompita.
Mi cuarto es blanco.
No me sé los nombres de las películas, ni de los actores, ni de las canciones,
ni de los cantantes, ni de los músicos.
Soy una ponedora de apodos oficial. Me molesta el “gordo”, “gordi”, “bichi” y
los diminutivos en general.
Disfruto hacer ruido con la sopa y comer la ensalada de la fuente. Prefiero los
cuadernos cuadriculados antes que los rayados. Puedo dormir con medias. Me saco
el maquillaje a la mañana siguiente.
Hay objetos, lugares, momentos y personas de las que llego a enamorarme.
No soy golosinera pero sé que las golosinas sirven para explicar muchas cosas,
por ejemplo, una sensación. Si hay que elegir, sin dudas la del Fizz.
No muerdo los caramelos duros. Prefiero la Coca común.
Gracias a mi ropa interior entendí el concepto de “diversidad”. Me molestan los
enchufes de dos patas (redonditas).
Amante del agua. El mejor estilo que nadaba (ahora no sé) era mariposa.
Me encanta cumplir años, me encanta festejar mi natalicio y detesto con todo mi
ser hablar por teléfono.
Disfruto la
sensación que me producen los colectivos a gran velocidad pasando por un túnel
(y sus luces).
Mi mermelada preferida
es la de zapallo. Y mis chicles predilectos los de envoltorio negro.
Me gusta tomar café
en una taza que dice “Nescafe” o Coca-Cola en un vaso que dice “Coca-Cola”.
Suelo tener los
pies fríos.
Todas las mangas de
mis buzos o pullovers están estiradas. (Y las de los buzos o pullovers de mis
hermanas –que uso yo– también).
Tengo lunares en
lugares camuflados y, por ahora, 3 o 4 lunares rojos.
Me gusta el queso
(como las papas fritas) en todos sus formatos.
Puedo leer en el
subte, pero no en el colectivo.
Prefiero las mesas
sin mantel y si tienen mantel que sea el transparente.
Si mal no recuerdo
a todos los humanos que me gustaron de verdad se los dije en la cara (y lo sigo
haciendo).
Hay algunas
personas a las que necesito abrazar, muy pocas a las que aprendí a abrazar y
bastantes con las que los abrazos no significan ni un centímetro de piel de
gallina.
Suelo ser confesora
y consejera de mis amigos varones y cada tanto pienso que tendría que haber
nacido hombre.
En los procesadores
de texto prefiero escribir con tipografías sin serif. Suelo cambiarla antes de
empezar a escribir para que así sea.
A veces para no
llevarme el chasco de una manzana paposa elijo directamente la verde.
Me molesta ver a
algunas personas masticando chicle.
Mi ciclo en el amor,
por ahora, es: “Ayer estaba enamorada. Hoy me autoengaño. Mañana va a ser un
pelotudo”.
Me gustan los
espacios que quedan entre algunos edificios.
Nunca viví en
departamento.
Soy de guardar
cosas que sólo puedo tirar el día que estoy desprendida (casi nunca, pero a
veces si).
Lloro.
Hace 2 años
descubrí lo placentero que es lavarse los dientes en la ducha.
A diferencia de los
humanos, las cervezas las prefiero rubias y rojas.
Así como alguna vez
tuve pendiente que mi pelo hoy esté así, ahora pelean cabeza a cabeza el curso
de buceo y el viaje en globo.
Entre otras cosas
iba a ser: maestra jardinera, profesora de educación física, maestra de música,
guardavidas, cheff, licenciada en turismo, pero hoy soy esto.