38 años y 15 días (Javier XXVII)

Se distrajo mirando el horizonte, como cuando de adolescentes pasaba los 132 días de su verano en aquellas playas ventosas y desoladas. 
Javier, a quien creía descorchando vinos en otros mares, volvía a desconcentrar su compás a los 38 años y 15 días. 



Javier XXVI

Lo hizo torpemente. (Como lo suelen hacer todos los hombres)
Ella le gritó con sus ojos avellana, que sabían muy bien de la humedad de la lluvia y el brillo del sol tempranero del otoño. 
Él se enamoró de sus palabras sin siquiera escucharle la voz. 




Javier XXV

Lo que para todos era una virtud, para Javier y para mí, el 98,4% de las veces era el más sincero de los defectos.