mimos

Se miraban en silencio.
De cerca, de lejos, solos o en secreto, pero siempre en silencio.

Y lo distinto, fue encontrar ese alguien a quien no le leía los ojos sino que hablaba con ellos.

Y lo triste, comprender que la distancia haría las veces de lentes de sol y ya no habría de esas charlas en las que resonaban los acordes del mutismo.

Y lo difícil, entenderlo cuando se relacionaban por otros medios.

Y el miedo, encegueser.

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