En la calle Corrientes II.-

Caminó como todos los días hasta llegar a la avenida principal.
El cielo pasaba de gris claro a gris oscuro a cada paso que daba.
El viento levantaba algunas hojas que bailaban al costado del cordón.
El chocolatero ya no sonreía y sus ojos reclamaban a gritos compasión.
Mariel corrió. Bajó por el túnel y escuchó la alarma que le informaba que ya era tarde.
Subió. Buscó al chocolatero pero ya no estaba.
El viento ya no movía las hojas. Mariel se sentó a esperar y esperó.

No hay comentarios: