Huele a soledad.-

Solía darse un baño por la noche y antes de llegar al cuarto pasaba por el vestidor donde humectaba su piel y elegía el camisón con el que compartiría sus sueños.
Casi llegando a la cama se perfumaba con alguna de esas fragancias que parecían de colección y finalmente se acostaba del lado derecho de ese lecho de dos plazas, esperando que alguna noche el izquierdo deje de ocuparlo su soledad.

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