Javier (pensó)

Y una noche cualquiera su cabeza decidió que su corazón sienta.
Y los imaginó entrelazando sus dedos arrugados por el tiempo.
Y los recordó abrazados, observando un horizonte tibio de verano.
Y los sintió queriendo tocarse, sin alcanzar a rozar la sombra de la que se sabían enamorados. 

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